jueves, 3 de diciembre de 2009

Sobre sueños y pintura experimental rusa

No sé si lo he comentado alguna vez, pero en mis pesadillas suelo ser monotemático.
Salen zombis.


Con posibles variantes y disparidad de argumentos. Porque mis sueños no se forman por imágenes sueltas o sensaciones, sino que constituyen toda una narración perfectamente coherente y filmada (mis sueños tienen textura de cine por lo que aparecen sus planos, contraplanos, picados, movimientos de cámara, travelllings, efectos especiales, banda sonora y una vez incluso subtítulos). Así que gracias a mis recurrentes pesadillas llegué a conformar una pentalogía zombie bastante apañada que si queréis un día os explico con lujo de detalles. Avanzo, eso sí, algunas cosas:

1. En la segunda parte tenía una hija que huía conmigo de una Igualada infestada de zombis. Al final del sueño la perdía en la estampida que se originó en el tunel de Bruch.
2. En la cuarta parte me encontraba con vacas zombis y una sociedad de ricos ociosos que se dedicaban a sacrificar personas a zombis que tenían encerrados para divertirse.
3. Historias que incluyen reflexiones sobre quién es el verdadero monstruo y cosas de esas.

Ah, y mis zombis son de los lentos.

Menos los últimos zombies que han aparecido en un sueño se parecían más a este tipo:


Que no es que me parezca mal, pero supongo que mi subconsciente se dio cuenta de que estaba cayendo en la autoparodia y decidió explorar nuevos territorios antes de banalizar a un monstruo clásico.

Porque desde hace unos días los protagonistas de mis sueños han cambiado.

- ¿Ahora son animadoras?
- ¿O exploradoras curiosas?
- ¿Equipos de lucha en mermelada femeninos?

Pues no. Ninguna de estas opciones. Últimamente mis sueños se han visto llenos de extraterrestres. Sip. Alienígenas. Seres de otras galaxias.

- ¿En plan Mathilda May en Lifeforce?

Ni mucho menos. De momento me han aparecido en sueños dos tipologías de extraterrestre.

1. El clásico y siempre bien recibido hombrecillo verde de toda la vida que iba sin sutilezas arrasando con todo lo que pillaba por delante.


2. La variante Invasión de los ultracuerpos con su consabido control mental y mi descubrimiento del problema, mi poca credibilidad y mi lucha contra ese tipo de pensamiento único. Descubría las personas invadidas gracias a unas gafas (innegable homenaje a John Carpenter) que me permitían ver una especie de aureola verda que emergía de esas personas. Naturalmente, personas de mi entorno más próximo eran extraterrestres. Ya tenemos el drama y los dilemas morales.

¿A qué se ha podido deber este cambio?

Una posible explicación es que estoy madurando como persona. Que estoy dejando de sentir paranoia por una amenza imposible, pero más que problable (un ataque zombie) a favor de una amenza improblable, pero más que posible (un ataque extraterrestre). También creo que se debe a la sobresaturación que últimamente recibo de los zombis y que me hace decantar por otros posibles focos de paranoia. Aunque creo el motivo de que ahora se me aparezcan extraterrestres se deba a una obsesión que tengo de bien pequeñito.

En ocasiones, en una película o una serie de televisión se habla de qué se pediría si aparece un genio y concede tres deseos. Aunque los deseos en sí suelen cambiar (y van desde tenerla más grande, a ser feliz, a tener mucho dinero, a ser invisible, y etc.) uno de ellos siempre está presente.

La paz mundial.

Y yo siempre he creído que era un mal deseo. No porque esté en contra de la paz, que no es el caso, sino porque lo considero un deseo poco pensado e imprudente. Y egoista, porque no decirlo. Porque pongamos por caso que un día un precioso niño de ocho años pide a un genio la paz mundial y el genio se la concede. De repente las armas desaparecen, los países firman acuerdos, las fronteras se abren, los dictadores ceden el poder a fuerzas democráticas y se retiran con sus respectivas colecciones de porno, los hombres rata de Ucraina dejan de arrasar los campos y las familias monoparentales, los niños del barrio de la Lata dejan de tirar piedras a los niños del barrio de la Plata y en todo el mundo se hace una gran fiesta mayor de felicidad, hermanamiento y concordia.

¿Adónde conduciría esta situación? A parte de aumentar los índices de paro y la esperanza de vida, nos dejaría a merced de las posibles invasiones extraterrestres que con toda seguridad se abalanzarían sobre un planeta indefenso. Y, halá, la raza humana volviendo a hacer el ridículo y convertida es esclava de una raza superior de tostadoras mutantes, o insectos gigantes, o amazonas plantígradas.


¿A que no es muy inteligente?

Por tanto, niños y niñas, hay que pedir siempre como tercer deseo la paz universal para procurar que los posibles habitantes del insondable universo nos dejen tranquilos. ¿De acuerdo? Además, sería egoista pedir la paz sólo para el planeta Tierra. ¿Y si en la otra punta de la galaxia hay dos civilizaciones en guerra perpetua y a punto de la extinción? ¿No les estaríamos haciendo un favor?

La paz para todo el universo. Conseguido eso podríamos desabrocharnos los pantalones y disfrutar del resto del día.

- Pero...
- ¿Sí?
- ¿La paz universal no nos dejaría a merced de la invasión de una civilización de otra dimensión y/o universo paralelo?
-...
- ¿Y cómo hemos llegado a hablar de esto?
- Ni idea, en esta entrada quería hablar de pintura experimental rusa.
- Es que te acabas liando y ya se sabe...
- Sip.

1 comentario:

Girl From Lebanon dijo...

Ves demasiado cine experimental de terror??? porque yo de pequeña veía todos los sabados "V", y estuve una temporada soñando con extraterrestres lagartos (he visto una temporada del remake...y no sale Diana...asi que no veo mas...)

y yo prefiero al enemigo conocido...a saber lo que hay ahí afuera ;)

cuidese...

Bss!!