jueves, 21 de julio de 2011

Para qué están sirviendo mis vacaciones... algunos ejemplos prácticos

Leyendo Stone Junction, una novela alquímica, chamánica e iniciatica repleta de un exquisito sentido del humor y que es una de esas lecturas estimulantes que me recuerdan que mi cerebro está vivo y que hay algo a parte de vacío y monstruos con cremalleras incorporadas. Novela de iniciación de las de siempre con héroe en pos del conocimiento. Diamante o piedra filosofal que para el caso es lo mismo. Y también parodia de la novela de conocimiento. Pienso en Simplicius Simplicissimus. Y una serie maravillosa de profesores que me hubiera soñado tener. Mejor que te enseñen a abrir cajas fuertes que aguantar por tercera vez la explicación de lo humano que es el Mio Cid (¡años universitarios, ¿para qué estuvisteis?! A sí, para hacer campana). Y lo mejor de todo es que es entretenida y divertida.

Por lo que es una buena semana lectora (y me dejo todo en el tintero porque 1) no he acabado el libro y 2) es grande y se me escapa de las manos) y audiovisual. Porque al mazazo físico y emocional del final de la tercera temporada de Breaking Bad (la mejor serie que he visto en muchos años) se añade haber disfrutado con el primer capítulo de Treme (¡gracias Diego porque te lo debo!).


Ejemplo de narrativa y diálogos de bar con una impresionante banda sonora con mucho jazz, trompeteo y baile. Nueva Orleans es Nueva Orleans y todo suena mejor cuando lo criollo anda metido.

 

Me gustan las historias de gente de la calle. Normal. De tipos con problemas para llegar a fin de mes, que tendrían que cuidarse un poco más, algo bastante bocazas y que prefieren un disco de jazz o un buen libro antes que ahorrar.

Ah, y el sol en el balcón... todas las casas deberían tener un balcón... Y el placer de levantarse a las nueve porque yo quiero y no porque un reloj me lo diga... Cenar tarde y lectura hasta altas horas de la noche...

Podría acostumbrarme a todo esto.

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