domingo, 8 de julio de 2012

Sábado de presentación

Domingo por la mañana... día de descanso después de la primera semana de trabajo después de las vacaciones. Mucho texto, primeros errores por listas de libros mal hechas, primeras cajas repletas de cuadernillos para contar y separar, pero pensando bien ha sido una buena semana. Supongo que el buen rollo que se respiró ayer en la librería y en las horas posteriores es lo que el cerebro recuerda y atesora (y a aquellos tres críos que se dedicaron a estamparse golpes en la cabeza con los libros del pobre Caillou que bastante tiene con lo suyo... las hostias que se daban y mi transformación en Hulk-librero-revienta bazos también es para recordar).

El motivo del  buen rollo es que estuvieron en la librería los amigos Martín Piñol y Vótric presentando su colección de libros infantiles La cocina de los monstruos y más en concreto su último número Chuletas de dragón. Ya sabéis aquel en el un servidor y la bella y simpar A. aparecen como si de unos Steward Granger y Jean Simmons cualquiera de special guest star en la novela como si fuera un capítulo especial de Hotel (¿alguien se acuerda?). ¿No? Venga, vuelvo a poner la prueba.


Fue una presentación breve, divertida y directa. Por norma general las presentaciones son dos tipos detrás de una mesa. Uno diciendo cosas de listos sobre el libro que ha leído, lo majo que es el tipo que lo ha escrito y unos cuarenta y cinco minutos de bla bla bla qué listo que soy y yo sí que he entendido lo que el tipo de al lado quería decir con su novela. El tipo de al lado, el escrito, va poniendo cara de este too no ha entendido nada, pero qué cosas más bonitas dice y luego se pone a hablar de porqué ha escrito, qué quería decir y bla bla bla.

Pues aquí no. Porque ayer Martín Piñol y Vótric hablaron de yetis, de dragones, de cocineros de la escuela, de qué pasa si un niño resulta ser un dragón y de lo divertido que son los libros. Diez minutos y al lio, a que los niños se acerquen emocionados con sus libros de la colección para conocer a los dos cerebros que crearon El Chef Zombi y que les hagan dibujitos y palabras bonitas. Mientras tanto, A. deja material en el suelo para hacer pulseras y se pone a lo suyo, maquillar. Pequeños tatoos en los brazos a los chavales que lo querían. Una tortuga ninja, el Capitán América, un par de krakens, dos tortugas, dragones y etc. Y todo el mundo elogiando lo maja que es A., lo simpática y la buena mano que tiene para niños y dibujos.

Fue una bonita mañana porque la librería estaba llena de niños y niñas agarrando con fuerza libros que les han gustado mucho, porque podían llevarse una manualidad de recuerdo y porque apareció por allí el Capitán Chistorra con su bicho y su piltrafilla y asistió entre muy asustado y terriblemente acojonado como su pequeño empezaba a poner Jorges en la pulsera que se hizo y quería tatuarselo en pintura que se quita con un agua para siempre. Porque Jorge es lo más grande que hay. Sí, Capitán Chistorra, el niño es mío. Gracias a una máquina de emisión de sensores cerebrales y barridos ópticos, he conseguido que tu niño se pase a las filas del mal y me reconozca como su dios y líder. ¿Y qué puedes hacer tú para evitarlo? ¿Qué puedes hacer? Pues muchas cosas, a ver si se te ocurre alguna majo.



Después de la presentación, pues a comer bien en una terrazita y hablar de timos, de viajes, de cosas de los ochenta, de gatetes y perretes, libros, la situación del libro y vamos para casa para enseñarla. Sigilo se pone a cien cuando ve a Ewok, la perrita de Martín Piñol y Natalia. La asesina silenciosa y mortífera que sabemos que vive dentro de esa hermosura felina de color blanco apareció. Tuvimos que encerrarla en una habitación para evitar un desastre. De lejos podíamos oírla chillar, dejadme a solas con esa perra, dejadme a solas con esa perra.

Enseñar el piso, dar un par de abrazos e irme para trabajar. Hasta la próxima y que sea pronto. Los dejé haciendo manualidades. A. atrayendo a incautos a sus redes con la promesa de irse después a tomar una horchata a la rambla de Igualada.

Mientras tanto, yo estaba en la librería repasando listas de libros de texto y mirando título por título todo el fondo de Punto de Lectura para preparar una campaña de libro de bolsillo. Vamos, un plan ideal para un sábado por la tarde.

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Por cierto, el amigo Martín Piñol tiene intención de dirigir una película que seguramente le catapultará al éxito, venderá los derechos a Spielberg, generará una cantidad de merchandaising y muñequitos para poner cachondón a los coleccionistas, le confirmará como uno de los grandes talentos de su generación, se comprará la casa de sus sueños y donará a fondo perdido el cincuenta por ciento de todas sus ganancias a la fundación Jorge Jiménez del Moral. Por unas vacaciones eternas. Pero rodar una película vale unos dineros y el equipo de la peli pide ayuda para conseguir unos durillos que necesitan para que el proyecto llegue a buen puerto. ¿Cómo? Pincha sobre la imagen y te lo explican muy bien.

El dietista, una comedia gordaca.

Ah, y me han asegurado que pese a tratarse de una película española no se trata de cine social repleto de putas y yonquis, ni un drama sobre la guerra civil y que los actores vocalizarán y se entenderá todo. Será una comedia gordaca algo absurda con aire ochentero para ver con los amigos mientras uno se infla de pizza y se ríe

(Hala, Piñol, ya he hecho mi parte con la publicidad de la película... ya puedes devolverme a Sigilo, el lavavajillas y mis tebeos de SuperLópez y el Supergrupo... que no les pase nada, por favor... seré bueno).

2 comentarios:

Veritas dijo...

Aunque no sea una niña a mí los talleres de tatuajes o maquillaje facial me apasionan así que, de vivir en un lugar menos lejano, allí me habríais visto haciendo cola junto a los niños :P

Sobre todo, me habría gustado asistir a una presentación así de divertida.

Y sobre la peli... Me voy a la web y a compartir las calorías :)

Jorge dijo...

Pues entonces te lo habrías pasado teta... y habrías salido de la librería con un par de compras y un tatuaje de lo que quisieras.