martes, 4 de junio de 2013

Piniculas de fin de semana

Los domingos suelen ser días de cine. A. y yo nos quedamos atrapados en el sofá y alternamos películas con capítulos de la serie que en esos momentos estemos viendo. Por la mañana solemos comprar alguna en un mercadillo de segunda mano y por la tarde/noche nos lanzamos a un festival cinematográfico. Este fin de semana A. no ha estado en casa (ya habéis leído en la entrada anterior que estaba de colonias), pero películas no han faltado.

El diablo y yo (Angel on my shoulder), Archie Mayo, 1946


Una muy agradable comedia con los grandes Paul Muni y Claude Rains repartiéndose el carisma de la película. Un ganster de segunda llega a un acuerdo con el mismo diablo: venganza a cambio de arruinar la carrera de un juez honesto. Naturalmente los planes del diablo no saldrán bien cuando por medio se mete una buena mujer (Anne Baxter), un grupo de críos (siempre por medio los mocosos) y el descubrimiento de un puñado de buenos sentimientos.


Divertida y agradable. De aires caprianos. Dirigida por el muy correcto Archie Mayo en su última película. Buenas e irónicas interpretaciones de esos dos monstruos, fotografía envolvente y algunas imágenes (el diablo apareciendo detrás del árbol, el asesinato de Paul Muni, etc.) muy conseguidas. Un rato fantástico.

Por cierto, me encanta este cartel que corre por estos mundos:


Y no, la buena de Anne Baxter no sale de esta guisa. La verdad, si el cielo tentará con estos recursos, el diablo lo tendría muy difícil.

Broadway Danny Rose, Woody Allen, 1984


No es de las más conocidas ni de las mejores, pero creo que es de las que más me gustan. No es un pedazo de maravilla como Interiores, Delitos y faltas Misterioso asesinato en Manhattan entre otras, pero es una película con la misma magia de Días de radio (me encanta de esta película ese diálogo que tienen los chavales sobre su actriz favorita y uno de ellos menciona a Dana Andrews. "Pero si es un hombre", replica otro. "¿Y se llama Dana?", responde el primero). una comedia de tintes melancólicos con un punto de tristeza amarga detrás de tanto buen chiste. Mia Farrow nunca ha estado más guapa, los artistas son todos adorables y es un homenaje precioso a ese cómico o actor que nunca será famoso, nunca tendrá éxito o encontrará a alguien que le guste lo que hace, pero que sigue luchando, soñando y buscando su pequeña parcela.


Los profesionales (The professionals), Richard Brooks, 1966


No me preguntéis por qué, pero todavía no la había visto. Y hace nueve días la encontré perdida entre un montón de dvd's porno (Fiesta de rabos, Lo que cabe por detrás, Lluvia de leche y títulos igual de sugerentes y emotivos) y sin dudarlo me la llevé a casa. Y en la tarde de domingo la vi. ¿Por qué no la había visto antes? Por supuesto me encantó. ¿Por qué? Porque es un western y es quizá mi género favorito junto con la comedia y el género negro. Es una película de tipos duros con una misión y esos tipos duros son Burt Lancaster, Lee Marvin, Robert Ryan y Woody Strode. Sale Jack Palance como mexicano. Metralletas, desiertos, amistad, sudor como no había visto desde Grupo salvaje, violencia, reflexiones políticas, desencanto, melancolía, cinismo y el romanticismo del que no le queda nada salvo unos pocos ideales.

Y Claudia, claro.


Puro mito. Diosa. Uno de mis amores cinematográficos desde que de bien pequeño vi La pantera rosa. Luego la risa y el vals en El gatopardo, la idealización de La chica de la maleta, el descenso del tren de Hasta que llegó su hora, la soledad en Rocco y sus hermanos, la frivolidad de No hagan olas... sea como sea, Claudia.


Los profesionales es una apoteosis de belleza, de miradas infinitas, de sensualidad y qué bien le queda el sudor. Y sí, esta es la entrada de un admirador irredento y de un enamorado. Ni objetividad ni monsergas.


Y Río Bravo no la he visto este fin de semana, pero me apetecía colgar esta canción.

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