sábado, 10 de enero de 2015

Cosas que he hecho en este día de hoy que todavía no se ha acabado

Pues lo primero de todo, despertarme e ir a hacer un pipí, pero esto a pocos les importa.
Sentarme a leer mientras me tomo el primer café con leche y sobrepasar las 1000 páginas de Guerra y paz. Ahora ya todo es cuesta abajo y espero que los personajes empiecen a ser algo felices. Por mi parte, estoy siendo muy feliz mientras está durando su lectura. Me hace sentir dichoso y pequeñito ante la obra de Tolstoi. Es demasiado grande y hermosa y me cuesta asimilarla toda.

He jugado un par de partidas al Zombie Kidz, un juego de mesa que les han traído con unos días de retraso los Reyes a los nenes.


Un juego muy sencillo y resultón para hacer partidas rápidas y cooperativas. Para niños pequeños es ideal porque se entiende al poco de empezar a jugar y, según la suerte con el dado, la partida es sencilla o se complica en la estrategia. Tanto a Niña Zombie como a Niño Lobo les ha gustado y es uno de esos juegos a los que iremos volviendo de tanto en tanto. Eso sí, para evitar la monotonía tendremos que ir creando nuestras propias reglas.

He visto un par de pelis. A. y los nenes se han ido al monte de excursión y me han dejado en casa con gatos, manta y café.  ¿Qué he visto? Un clásico del cine español como Historias de la radio y una película que aun no había visto de uno de mis directores favoritos, Días de gloría del enorme Jacques Tourneaur.

Una película que no es más que un puro ejercicio de propaganda bélica (se rodó en el 44) donde los rusos son majísimos y unos héroes a los que admirar (los nazis provocaron extraños compañeros de cama). El guión es justito, por no decir malo de narices, las interpretaciones bastante acartonadas (Gregory Peck estaba tiernecito en su papel debut en el cine y la actriz protagonista, la bella Tamara Toumanova confunde en una escena seducir con abrir muchos los ojos y las aletas de la nariz), el presupuesto me imagino que era irrisorio, algunos momentos son ridículos, la evolución de los personajes es bastante tonta y los momentos románticos, mal pegados e increíbles, provocan bastante vergüenza ajena.

Pero la dirección de Tourneaur hace que una pequeña película propagandística sea una pequeña joya repleta de detalles y hallazgos. Y eso que el espectador tiene la impresión de que Tourneaur no se la tomó muy en serio. Pero momentos como la representación teatral de Nina, la aparición del nazi en la guarida o la ejecución de unos de los secundarios, que argumentalmente es tonta como ella sola y da origen a uno de esos momentos de vergüenza, pero esta resuelta con elegancia formal. ¿Recomendable? No diría tanto a no ser que seas muy fan del director.




Y estoy sin teléfono móvil. De una mal caída se ha roto la pantalla. No se enciende. Ha muerte y yo tan tranquilo. Ahora estoy en ese punto en el que pienso si me arriesgo a cambiar de compañía y me dejo querer por ofertas. De momento estoy tranquilo y dichoso. Descansado. Leer sin oír ningún pitido, sin consultar, sin depender sin quererlo de un aparato con botones. Vamos, unas verdaderas vacaciones.

domingo, 4 de enero de 2015

Primera película...

... y empezamos el año con mal rollo.


Me quedo solo en casa con un resfriado rondando y temiendo lo que pueda pasar mañana. No solo es lunes, si no que es la víspera de reyes. Regalos de última hora, nervios, colas y algún que otro encargo que no ha llegado con los consabidos reproches. Paciencia, que dicen. Pongo le película, me entierro en la manta y me dispongo a pasar dos horas angustiado. Y como.

Una pareja. Un pueblo de casas blancas, luminoso y de sol inclemente. No hay adultos a la vista. Muchos niños.

Ya sé que tiene sus cositas de guión (reacciones del protagonista y etc.) y que no es perfecta, pero no importa. Con escenas como la de la piñata, el paseo lento y tenso por la iglesia, los niños tomando posiciones en la barca... La narrativa lenta, la sonrisa de los infantes, la lumionsa y asfixiante fotografía de Jose Luis Alcaide donde el sol y la luz se hacen terror, la angustiosa banda sonora de Waldo de los Rios, el inteligente uso de la elípsis y muchos detalles para una película que consigue estremecer y angustiar.

Y aviso, es obligatorio verla en su versión original. Con la pareja protagonista hablando en inglés y luchando por entenderse con el resto del reparto, que habla en castellano. La angustia crece. Sobre todo en ella, la incomprensión con los demás y el silencio y la terquedad en ocultarle cosas de su pareja. Cada "nada" que él contesta es un mal presagio.

Además, las historias de maldad infantil siempre me han fascinado. Una crueldad pura, "inocente", llena de sorpresa y juego. Quemar un hormiguero o perseguir un gato. La aterradora mirada inocente de un niño.


jueves, 1 de enero de 2015

Primer día... otra vez

09:00
Feliz año... eso dicen.
Un traspaso temporal de una convención a otra que se celebró con los capítulos finales de la tercera temporada de Buffy Cazavampiros, unos caramelos, páginas de Guerra y paz en las que sentirme chiquitito y poca cosa, y a dormir antes de la una. Con todo lo que había sido yo y lo que había llegado a salir y mira ahora, tan féliz.
Ahora, en diez minutos, a llevar la carta a los Reyes con los nens.
En una hora y pico, la casa tomada por hordas de padres y niños buscando chocolate con bizcocho por expresa invitación de A. Es lo que tiene compartir la vida con alguien sociable, amable, simpática, hermosa y que le gusta la gente.
En unas cuatro horas, ir a comer a casa de la mamá y empezar el expolio de películas en VHS (mi hermana y mi cuñado me han dado un vídeo haciéndome muy feliz)
Y luego todo se andará. Veremos en qué acaba este primer día.
Sea como sea, feliz día y año y década y vida.


Y vigilad con los parásitos cerebrales alienígenas. Están aquí y van a por nosotros.

11:15.
Ya está llevada la carta a los pajes de su Majestad los Reyes de Oriente. Ha sido... decepcionante. Mucho paje, mucha organización, mucho globito, pero ni un solo caramelo. Los niños con cara de que algo ha fallado. En Igualada todo el circo que rodea a los reyes es lo más. Motivo de orgullo, satisfacción, alegría y sentimientos. Y por tradición los protagonistas son los niños. Cuando estos van a llevar la carta el día uno, se encuentran con un montón de pajes que les preguntan, se interesan por ellos y sus cartas, por cómo han pasado el año y si se han portado bien según los estándares más tradicionales. Les dan caramelos y sonrisas.

Pero tengo la impresión de que desde hace un par de años la tendencia está cambiando. Si el año pasado fue un momento de prisas, este ha sido demencial. Cincuenta minutos de cola con los niños pasando frío, pero llenos de ilusión. Y cuando llegas, un minuto y medio, entrar, un paje te empujara todo el camino, dos filas de pajes a cada lado, pocas sonrisas, mucha prisa, ni uno se ha acercado a los niños ni se le ha visto la intención. Nada de caramelos o de sonrisas. Rápido, rápido, prisas, prisas. Avanzad, avanzada. No detenerse, no pararse. Seguid. Mano en el hombro de los niños que los lleva por delante. Cola para el paje mayor, portaos bien, no os peléis, comed verdura y a la calle. Dos minutos. Los niños con cara de circunstancia y nosotros, la verdad, bastante sorprendido de la rapidez y el descuido. Entiendo que hay mucha gente y bla bla bla, pero no.

Ahora empieza la invasión de padres y críos.
Luego edito.